Hola amig@s. Ya se que es tarde, pero bueno es un buen tema para antes de acostarse, o para mañana, día en el que os dejo en paz.
Cuando empezamos a dejar atrás la niñez y comenzamos la adolescencia, nuestra imaginación (en un porcentaje muy alto) empieza a quedar en segundo plano. Nos da por colgarnos de la realidad, sea cual sea, mala, regular o buena; tratamos de ser y parecer serios y consecuentes con las normas.
¿Y quien lo paga? Nuestra imaginación. Dejamos atrás a nuestros maravillosos amigos imaginarios, nuestros mundos paralelos y todo lo que nuestra mente liberaba siendo niños.
Pero con todo y con eso, Dios nos dio la capacidad de soñar, y nuestra imaginación nada como pez en el agua entre sueños.
Es nuestra forma de evadirnos de lo real y podemos volver a vivir esas aventuras fantásticas que antes imaginábamos.
Un simple sueño, vale por 10 películas de las buenas.
Espero que esta noche soñéis todos con regalarle un millón de flores a vuestras madres, que gracias a ellas podéis soñar.
FELICIDADES A TODAS LAS MADRES DE ESTE MUNDO.
P. Melitón.
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